B.B. King, considerado el más virtuoso guitarrista del mundo, asistió en 1997 al Concierto de Navidad organizado por la Santa Sede. «Ha significado mucho para mi la audiencia que tuve con el Santo Padre -manifestó King-. Tal como amo a Dios, amo al Papa. Le he regalado una guitarra, y el me dió un rosario que va siempre conmigo». Su espiritualidad arranca de las oraciones que le inculcaba su madre de pequeño. Le leía la biblia y le llevaba a la iglesia. Eso influyó decisivamente en su música. «Intento no sólo que suene la guitarra, sino que mi música dé vida. Quiero comunicar emoción, esperanza, fuerza y el deseo de vivir con corage y dignidad la gran aventura de la vida».